Las extraordinarias medidas tomadas por la Reserva Federal de EE.UU. con el apoyo del gobierno de Joe Biden para rescatar a los depositantes de los bancos Silicon Valley Bank (SVB) y Signature Bank, abren un nuevo capítulo en la historia bancaria del país.
El inédito paso que dieron las autoridades estadounidenses la semana pasada fue rescatar a todos los clientes de estos bancos sin importar el monto de sus depósitos, algo que no estaba contemplado en la regulación vigente, que asegura los depósitos hasta US$250.000.
En el caso del SVB, que representó la mayor caída de una entidad bancaria desde la Gran Recesión de 2008, casi el 90% de sus clientes eran empresas tecnológicas que tenían depósitos superiores a los US$$250.000.
Pero ante la posibilidad de una corrida bancaria que tenía el potencial de contagiar al resto del sistema, las autoridades decidieron ampliar la protección a todos los depositantes, así tuvieran en su cuenta un solo dólar o un millón.
Además, los reguladores estadounidenses crearon un nuevo programa de préstamos para que los bancos en problemas puedan usar algunos de sus activos financieros como medio para obtener un préstamo de la Reserva Federal.
A todas estas medidas en EE.UU. le siguió este fin de semana el rescate del banco suizo Credit Suisse, que fue adquirido por su rival USB por US$3.240 millones ante el peligro de que la entidad colapsara.
“Un punto de inflexión”
“Por ahora necesitas a la brigada de bomberos”, le dice a BBC Mundo Javier Díaz-Giménez, profesor de Economía en la escuela de negocios IESE Business School, en España, sobre las medidas adoptadas por las autoridades estadounidenses.
Lo que no está muy claro, agrega, es qué pasará mañana cuando otro banco tenga el mismo problema.
“Este episodio lo va a cambiar todo. Esto es un punto de inflexión, un momento crucial para las regulaciones bancarias y la supervisión de los bancos pequeños y de tamaño mediano”.
“Aquí ha habido un fallo de supervisión que me parece grave”, apunta Díaz-Giménez.
Esas dudas sobre qué va a pasar la comparten muchos economistas. Entre ellos Nicolas Véron, investigador principal del Instituto Peterson de Economía Internacional y del centro de estudios Bruegel.
“(Con estas intervenciones) estamos frente a un nuevo sistema y, por ahora, es muy difícil saber qué consecuencias tendrá”.
El riesgo moral
A partir del rescate de todos los clientes de los dos bancos en EE.UU., ha surgido el debate sobre el “riesgo moral” que supone esa medida.
En economía, el riesgo moral ocurre cuando las personas se atreven a tomar decisiones más osadas porque saben que alguien los protegerá.
Y en este caso, el riesgo moral entra en escena cuando las autoridades deciden rescatar a todos los depositantes de los dos bancos en problemas.
La señal que recibe el mercado es que no es tan grave que caminen por la cuerda floja.
Un poco como si el médico te dijera que no te preocupes porque siempre estará ahí para sanarte y eso te da más confianza para exponerte al peligro.
El debate es hasta qué punto ese riesgo moral es realmente importante dadas las circunstancias actuales.
Porque visto desde otra perspectiva, también estaba la alternativa de que los reguladores dejaran caer a los bancos sin garantizar los depósitos a sus clientes.
Pero eso podría haber tenido un costo gigantesco si el pánico se hubiese extendido.
“El nuevo sistema podría generar un poco de riesgo moral, pero realmente no se sabe, porque dependerá mucho de la supervisión que se haga de los bancos a futuro”, señala Véron en diálogo con BBC Mundo.
De todos modos, agrega, “que exista cierto riesgo moral no significa que el mundo se vaya a acabar mañana. Tenemos que ver qué pasa”.
Para algunos, mantener la estabilidad del sistema bancario sea como sea es lo fundamental en una situación de emergencia como la que se vivió Estados Unidos en los últimos días.
Más aún cuando al SVB y al banco Signature, se sumó un tercer rescate, aunque esta vez el mecanismo fue diferente.
Los grandes bancos estadounidenses rescataron el jueves a otra entidad que estaba en peligro de quiebra, el First Republic Bank, inyectándole US$30.000 millones.
Lo cierto es que las preocupaciones por el sector financiero se han esparcido globalmente, despertando temores sobre una posible crisis bancaria mundial, especialmente después de que este fin de semana el banco Credit Suisse tuviera que ser adquirido tras intensas negociaciones por otra entidad bancaria suiza, el UBS, por US$3.240 millones.
“Un costo para todos los ciudadanos”
Hung Tran, investigador senior del Centro de Geoeconomía del Atlantic Council, en Estados Unidos, argumenta que en el corto plazo, la protección a los grandes depositantes de SVB “fue un rescate necesario y justificado para evitar una posible crisis bancaria, imponiendo enormes costos a toda la sociedad”.
Sin embargo, a largo plazo, “el rescate refuerza el problema del riesgo moral, debilitando la disciplina del mercado y preparando el escenario para futuras crisis”, le dice a BBC Mundo el especialista en mercados monetarios y de capital.
“Esto representa un costo para todos los ciudadanos”, agrega, aunque el rescate no fuera financiado con dinero de los contribuyentes.
El punto es que, al asegurar todos los depósitos para dar una mayor estabilidad al sistema, explica Tran, “todos los bancos y sus clientes tendrán que pagar primas de seguro de depósitos más altas”.
Sobre este punto, dice Díaz-Giménez en diálogo con BBC Mundo, “la estabilidad del sistema bancario no sale gratis”.
A fin de cuentas, sostiene, si la banca está mejor regulada y supervisada, y se le exige que cuente con colchones de capital más exigentes para afrontar las crisis, eso tiene un precio.
Source: bbc