La selección de fútbol de México se coronó al ganarle 1-0 a Estados Unidos este domingo por la noche como campeón de la Copa Oro 2019 en un partido muy intenso, parejo y del que sacó la diferencia en su mejor momento, gracias a un gran gol de Jonathan Dos Santos.
El menor de los hermanos Dos Santos emuló a Giovani, que en 2011, en la última final que el “Tri” disputó ante los Estados Unidos, había marcado un gol para el 4-2 final de los aztecas.
El tanto de Jonathan, en el minuto 73, fue la culminación de los mejores minutos mexicanos en todo el torneo: si la selección dirigida por el argentino Gerardo “Tata” Martino había ido de más a menos en el campeonato, el partido jugado en el Soldier Field de Chicago, con más de 62.ooo asistentes y una abrumadora mayoría para los visitantes, fue todo lo contrario.
Y es que los aztecas comenzaron con muchas dudas ante un equipo estadounidense que aceptó un rol que casi nunca suele aceptar: el de protagonista. En el inicio, el conjunto de las barras y las estrellas presionó a los mexicanos y los hizo sufrir.
A los 10 minutos de juego, Christian Pulisic y Jozy Altidore ya habían hecho temblar la portería de Guillermo Ochoa, uno de los puntos más altos del “Tri” en el torneo, pero ambos fallaron: el primero se perdió un mano a mano y el segundo mandó su tiro desviado.
Los aztecas respondieron, aunque con menos peligro. Sin embargo, el primer tiempo culminó con empate a cero. México supo sufrir y salió al complemento con un cambio táctico vital de Martino: Rodolfo Pizarro, el mejor este domingo entre los mexicanos, pasó del sector izquierdo al derecho en tres cuartos de cancha.
Ahí, el mediocampista del Monterrey volvió a provocar un caos en la defensa estadounidense. Sin embargo, la anotación mexicana no llegaba. Raúl Jiménez, el goleador azteca, brilló por su ausencia en el duelo más importante, a pesar de la asistencia para Dos Santos.
Pero Pizarro encontró el hueco que necesitaba en el minuto 73, cuando filtró una pelota para Jiménez, que aguantó el esférico y se lo dio al mediocampista del Galaxy angelino, que entró de arremetida al área. Jonathan, con el balón encima, definió con la parte interna de su pie zurdo y mandó al ángulo un tiro que nadie podía detener.
“No sé qué decir, estoy feliz por aportar mi granito de arena, siempre llega el momento y hoy me llegó a mí, ahora toca disfrutar la victoria”, expresó el menor de los Dos Santos tras el duelo.
Con la ventaja, México sufrió poco, pero tuvo que echar mano de nuevo de Ochoa, que estuvo inmaculado en su propia área, al defender un doble tiro sobre el final, primero tras un remate de Michael Bradley y luego de Gyasi Zardes.
Los estadounidenses se lamentaron aquella falla en el inicio del segundo tiempo que Andrés Guardado, capitán tricolor, sacó con la cabeza en la línea de su propio arco tras un remate de Jordan Morris que después Weston McKennie no pudo concluir. A partir de entonces, tras la jugada más peligrosa en todo el encuentro, México se hizo fuerte y no dejó que su rival volviera a superarlo en el juego.
“(El título) fue por lo que venimos, no servía de nada si no lo llevábamos a casa, es un escenario inolvidable, es el clásico de la zona, estoy muy contento, muy satisfecho”, expresó Guardado. “Seguiremos trabajando con humildad y trataremos de demostrar que somos un equipo importante“, completó el jugador del Betis.
Con el título, México sumó su octava Copa Oro y su undécimo título en la Concacaf(Confederación de Norteamérica, Centroamérica y el Caribe de Fútbol), contando la Copa entre selecciones de la zona que se jugó desde 1963 hasta 1989, la cual el “Tri” conquistó en tres oprotunidades. Su última victoria hasta ahora era la de 2015 ante Jamaica.
Además, los aztecas se separaron de Estados Unidos en duelos directos en finales de este tipo, con una ventaja 5-1 en seis finales jugadas entre ellos hasta ahora, además de arrebatarle el título a un equipo que lo defendía, ya que la edición de 2017 fue ganada por sus vecinos del norte.
Para el argentino Martino fue su primer título a nivel de selecciones. Después de los tres tragos amargos que significaron las finales de Copa América que perdió en 2011 (con Paraguay), y las de 2015 y 2016 (ambas con Argentina), el nacido en el club rosarino Newell’s Old Boys pudo festejar apenas unos meses después de asumir el mando en la escuadra mexicana.